Se ha dicho que el poeta es el gran terapeuta. En ese sentido, el quehacer poético implicaría exorcizar conjurar y, además, reparar. Escribir un poema es reparar la herida fundamental, la desgarradura. Porque todos estamos heridos.
Alejandra Pizarnik
Todos estamos heridos
desde él momento,
que salimos
ventilados por el vientre.
No nos alcanza
un sólo respiro
pues, uno llora
por volver al nido.
Tratamos de recordar
a un imposible.
Tratamos de encorvar
a nuestra alma, impasible.
Reparamos,
componemos,
rompemos,
creamos.
I. V. G.
19/02/13
Escritorio